Manuel García: “La Culpa de Los Bunkers tiene una chilenidad entrañable”
Seguimos conmemorando los diez años del disco La Culpa de Los Bunkers. ¿Cuál es su importancia en el contexto histórico de la música chilena? Hablamos con uno que está autorizado para evaluar todo el proceso y que con los años terminó trabajando con ellos, sin dejar de admirarlos como en el primer día. Manuel García se saca el sombrero por el tercer álbum de Los Bunkers.
Nos gustaría conocer tu perspectiva histórica, de qué significa este disco hoy, diez años después.
El valor fundamental que tiene ese disco es la aparición de un material discográfico joven chileno que pone un nudo en el cierre a lo que significó el siglo XX en la música chilena. Los Bunkers catalizan dos cosas aquí: las bandas internacionales (británicas, latinas, europeas) que influyeron tanto al rock chileno en el siglo anterior; y por otro lado se cristaliza un proceso que había sido más endémico y que es la tradición de nuestra propia música chilena, tal como comenzó en el campo y que luego fue llamado el Canto Nuevo chileno.
El disco cataliza ese valor, y su aparición es recién apareciendo un siglo, deja establecido un final del siglo XX por ser la banda más joven en aparecer con un material tan importante. Y al mismo tiempo pone una cintita de color en los primeros años de un nuevo siglo.
Uno puede recordar que en esa época no había mucha referencia joven, sino era un eco de los noventas. ¿Cómo lo sentían ustedes en Mecánica Popular, mientras sacaban Fata Morgana – otro gran disco – viendo lo que hacían estos muchachos?
A mi lo que me parecía era que estos eran cinco muchachos magníficos, que se movían a todos partes como si fueran una sola persona. Un carisma que es el que tiene que tener una banda real, una banda de verdad. En ese sentido, eran brillantes. Y se veía en sus ojos que brillaba una alegría y una tenacidad a toda prueba. Sus proyectos se comenzaban a concretar.
Yo tengo una imagen inolvidable de Los Bunkers, tocando en el Estadio Nacional para los 30 años de la muerte de Allende. Había muerto recién el “Gato” Alquinta. Tocaron con Claudio Parra, se la jugaron tocando a Los Jaivas, ellos ya tenían canciones importantes sonando en la radio, y aparecen con unos chalecos, se habían dejado bigotes y el pelo largo. Y encarnaron un rock chileno que hasta el momento yo no había visto nunca. Me dejaron con la boca abierta. Porque eran tan jóvenes además.
Los que lo vimos de cerca, tenemos un recuerdo de esa época como algo épico. Bandas así, con una luz propia, con todos sus personajes igual de importantes, es muy difícil de encontrar. Ver a un estadio completo cantar con ellos fue sobrecogedor. Y tenían mucha claridad en lo que hacían, estaban con los pies muy puestos en la nueva generación reviviendo esto del Canto Nuevo.
Hoy nos parece muy lógico tributar a Violeta Parra, reconociendo a Inti Illimani o Víctor Jara. Pero en 2003, eso era muy raro. ¿Sientes que todo ese proceso pudo ser posible sin La Culpa?
Creo que todo eso estaba en el aire. En Mecánica Popular concebimos la banda como una banda que tendría raíces en la Nueva Canción Chilena. Tal y como dices, en algún minuto hablar de Violeta Parra o Inti, era una cosa extraña. Pero estaba en el aire. Los Tres hicieron cuecas en su Unplugged y por ahí se fueron abriendo ciertos caminos. Lo que lograron Los Bunkers fue sintetizar muy bien esos caminos. Es como una conversación que está muy en el aire, una persona la puede sintetizar en una frase. Ellos hicieron eso.
Y su mérito no está sólo en tocar a Violeta Parra o por incluir en La Culpa unas quenas o instrumentos del folklore. Sino porque el espíritu del disco tiene una chilenidad entrañable. “Canción para mañana”, yo la escuché cuando estaba barriendo el patio de un departamento interior que arrendaba. Y sale esto en la radio y me emocioné muchísimo. Sentía que me estaba cantando la Cordillera de los Andes. Siempre he querido hacer una versión de esa canción. Sentía que estaba cristalizada una emoción de Chile que nosotros sentíamos de tantos años; no era una solemnidad revisionista, sino una visión fresca, joven y aguerrida.
Era conmovedor que estos muchachos hicieran esa síntesis con tanta personalidad, porque era algo que estábamos buscando otras bandas. Pero no se logró de manera tan concreta. Y cuando yo grabé mis cosas solistas, nunca olvidé el tinte rocanrolero que ellos daban, para enriquecer estas emociones de la música en guitarra.
Ya hablamos de “Canción para mañana”, pero hay otros buenos momentos de ese disco. Quiero ir a “Culpable”, que es parte de un repertorio folklórico “nuevo. ¿Es esa una atracción para ti?
Sí, de hecho me da la impresión de que es un proceso que todavía se puede seguir desarrollando. “Culpable” deja de ser una intuición para ser una canción en concreto. Eso es lo valorable de este material. Vemos la característica de las letras, de cómo está tocado. Ese es otro de los aciertos acá.







